Una casa en el campo
Éste es el proyecto de la casa para unos queridos amigos. Una casa que se ajusta a su forma de vivir, a sus actividades, y al aprecio que tienen hacia la naturaleza. En base a esto, pensamos juntos una casa para ser vivida en armonía con el lugar.
El terreno del cual partimos se encuentra ubicado en un lugar privilegiado. Un barrio con mucho campo, rodeado por cañadas, tajamares y sierras.
En el lugar existían un par de árboles, dos aromos que habitaban allí antes que todos nosotros. Uno de ellos se ubicaba en el centro mismo del terreno, por lo que funcionó de hito inicial y articulador para comenzar a proyectar.
Un árbol
Decidimos construir la casa entorno al árbol central. Y organizamos los espacios en relación a él. La casa lo encuentra y lo abraza. El árbol pasa a estar en una relación de cercanía. Se vuelve techo natural exterior, prolongación de la casa. A su alrededor, el espacio exterior se vuelve íntimo.
Cerrar y/o abrir
Cada espacio interior se relaciona con el exterior en mayor o menor medida a través de las ventanas. Por momentos funcionan como cuadros que enmarcan un paisaje, o como un gran ventanal que desdibuja el límite invitando a salir. Fue así que imaginamos distintas escenas de la vida de la casa, pensando como el exterior iba participar en ellas.
La casa se cierra a la calle. Para entrar hay que cruzar por una pared de maderas casi maciza y continua. Como un umbral de conciencia, donde la relación exterior-interior es brusca y notoria. Empujar la puerta exterior para entrar nos permite caer de lleno en la calidez del hogar. Una vez dentro, un gran estar nos recibe, porque todo el espacio social es un lugar de estar. El living, el comedor y la cocina son una unidad espacial. Ellos a su vez se abren con amplios ventanales hacia la terraza exterior, donde habita y descansa nuestro árbol. La escena invita a salir, a encontrarse con la naturaleza, a dejar fuera el estrés del día y conectar. El resto es un lugar más privado, donde la sensación de amplitud disminuye. El exterior se contempla pero la sensación es de quietud, de aquí me quedo, aquí descanso, y aquí me encuentro. El árbol es observado a través de las ventanas, como si fuera el guardián de algún sueño.