Creo de vital importancia crear espacios que se adapten a cada persona o familia. Que puedan crear vivencias y recuerdos, a través de una arquitectura emocional, que acompañe momentos de cambio.
No existe una casa única que se adapte a todos, incluso cada casa va a ir transformándose a la vez que sus dueños se transforman. Y mientras algunos buscan la protección de un hogar para vivir, o compartirse; otros quieren tranquilidad e intimidad. Hay quienes quieren casas para vivir toda la vida, y otros, refugios para estar un rato. A su ves existen proyectos comerciales que no son casas, pero se sienten como si lo fueran; lugares donde estamos sólo un rato pero que guardamos en nuestro recuerdo por muchísimo tiempo.
Todos mantenemos una fuerte relación con los espacios, tanto interiores como exteriores. Y definir cómo queremos vivir y sentirnos en ellos supone un proceso de autoconocimiento.
Te invito a construir lo imaginado, diseñando espacio que se adapten a ti, al lugar y al paisaje que te envuelve. Capaces de cargarse de significado para propiciar momentos y encuentros.